sábado, enero 24, 2009

¿Hasta cuándo?

Lo que pasa es que cuando estas caminando despreocupado sin pensar en nada precisamente, te encuentras con un aparapita y te presta su ropa, muy desinteresadamente, pero ansioso, sin saber bien por qué, para decir, actuar o hacer algo y tienes que aceptarlo y hacerlo porque sí, ya estás ahí, ¿qué tiene además?. Tomas lo que se te da, lo que venga, como siempre, estas ahí y ya. Entonces lo haces, un poco como si fueras él, cumples y te retiras, así de sencillo y todo vuelve a ser (es) lo mismo, ya cumpliste, contestaste a jueces, lambiscones y comerciantes. Pero muy secretamente prefieres a los panaderos o pastilleros, piensas en tus preferencias, en las calles que elegirás despreocupadamente, piensas en tus fobias y sientes asco por qué hay gente que come mierda, porque es pura mierda o mierda pura, te tragas una lágrima y castigas con tu mirada irónica a un calvo enternado que pasa por tu lado como si su traje fuera parte de su alma, a estos deberían castigarlos haciéndoles trotar por la ciudad completamente desnudos, te jactas muy seguro de ti, sabes que todo es inútil, por eso se ve de todo, cholos ediosados, dioses encholados, putas aseñoradas, señoras putas, pobres vendidos o pobres pelotudos, es los mismo, pelotudos ricos, vírgenes viejas, jóvenes viejas, viejas vírgenes, qué desperdicio de vida, habría que borrar todo y empezar de nuevo; esta vida parece donada, todos callan y solo gimen para ventilar su podredumbre y decir: miren estoy aquí, sí, aquí, yo, sí, estoy aquí, aquí, aquí. Y se reparten premios por eso, no hay más grande cojudez que la vanidad si no conoces al hombre en su integridad y si lo conoces peor. La bestia crece y se multiplica cada vez más, alejándose de lo humano. ¿Hasta cuándo beberán sus babas, comerán sus desechos y arrastrarán sus cadáveres?

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